viernes, 8 de febrero de 2008

11.-Con-decorado

Paso de política, decía yo, pero la política no pasó de mí y ahora estoy marcando el paso y el territorio nacional, la verdad es que esto de las misiones de paz llevando fusil-ametrallador y granadas no me resultaba muy lógico, pero como dicen mi sargento, “tu no pienses que no estás acostumbrado y luego te duele la cabeza.”.
Todo empezó a desmadrarse de la manera más absurda, las izquierdas ganaron por goleada las elecciones y el país pasó a ser dirigido por una feminista radical, María Pérez, pensé y “a mí qué”, pero las cosas se fueron torciendo.
La “tradicional amistad hispano-marroquí”, lo de Annual debieron ser imaginaciones de mi abuelo, se empezó a ir al garete cuando nuestra presi recibió al sultán Medemed II enfundada en una minifalda cinturón y melena al viento, lo cual fue tomado por éste como una ofenda al Islam y a su persona, los canapés de jamón de Jabugo y las botellitas de rioja tampoco contribuyeron a mejorar el ambiente, Medemed II abandonó la recepción francamente cabreado.
Las cosas se fueron complicando, tratados de pesca que no se renuevan, pesqueros apresados, protestas por la españolidad de Ceuta y Melilla, la tensión fue aumentado y ambos dirigentes parecía dispuestos a llevarla a sus últimas consecuencias.
Finalmente Medemed II lanzó su órdago, o yihad que le llaman ellos e invadió las ciudades de Ceuta y Melilla ante el delirio de árabes y marroquíes, para cuando las fuerzas españolas en la plaza quisieron reaccionar ya estaba todo el pescado vendido
Nuestra “Maruja”, puso el grito en el cielo y rápidamente exigió a los militares españoles que se ganaran el pan y recuperaran ambas ciudades, como los yankis bastante tenían con lo suyo en Afganistán e Irak y los europeos decidieron mirar para otro lado, nos las tuvimos que apañar solos, y aquí entra mi menda, que se había apuntado a las fuerzas especiales por aquello de ver mundo y vivir aventuras
En fin que ahora me encontraba arrastrándome por al suelo para intentar neutralizar un puesto de observación marroquí, según el sargento se trataba de una misión esencial para facilitar el desembarco de las fuerzas que recuperarían la ciudad de Ceuta.
“El Sinatra” y yo habíamos sido los pringados elegidos para llevar a cabo tan importante misión. Le llamábamos “el Sinatra” por lo feo que era, “sin atractivo alguno”, lo calificaban las tías que al menos se habían percatado de su presencia, vamos que más bien lo descalificaban
Además de feo era un mete patas y lo demostró al poco de comenzar nuestro “paseo” hacia el objetivo, el tío hincó la pierna en un hoyo entre rocas y sonó un ruido sospechoso. No cabía duda de que allí se había roto algo y tratándose del “Sinatra” desde luego no era un himen. Lo dejé escondido entre las rocas, tragándose todos los calmantes que llevábamos en el botiquín y gimiendo de dolor, yo proseguí con la misión
Joder, a mí me parecía que hacía más ruido que un panda de folclóricas maltratando las castañuelas, pero el tapias que tenía delante seguía sin darse por enterado, él ignorante del todo a lo suyo, contemplando el firmamento, como si esperase que de un momento a otro apareciese un ovni de esos para abducirlo, si es que no estamos a lo que hay que estar y pasa lo que pasa., el puesto de observación que se suponía vigilaba estaba en silencio y a oscuras.
Lentamente me situé a su espalda, estaba cagado de miedo pero a la vez excitado, era como ser el prota de una peli de acción. Estaba pegado a él , resistiendo la tentación de darle un golpecito para ver su careto cuando me lo cargase, le cercené la yugular con mi machete, a la vez que con una mano le tapaba la boca, ya se sabe que en boca cerrada no entran moscas, demostró ser un tipo callado, no dijo ni pío
¡Gilipollas, hay que ser gilipollas!, estar escuchando una radio de auriculares en esas circunstancias, casi me da la risa, le solté una patada en las tripas pero él inmutable, es lo que tiene los cadáveres, que son la mar de sufridos.
Abrí la puerta del refugio, encendí mi linterna y disparé a bulto, el primero en palmarla fue un loro, por lo que se ve era el único que estaba al “ídem”, empezó a soltar alguna estupidez de esas que les enseñan, se llevó una ensalada de tiros, éste seguro que no volvía a volar, no llevaba plomo en las alas ni nada.
Vacié un par de cargadores en torno mío y entonces encendí la luz del barracón, dispuesto a disparar a todo lo que se moviese o hiciera ruido, todo parecía en calma, eran cinco tíos los que iban a ir a darle el coñazo a San Pedro.
Seguro que al tal Piter cuando empezó en el curro también le prometieron eso de “carrera profesional, posibilidades de promoción y toda esa mandanga”, el tío se vería a sí mismo dentro de unos años como dueño del garito y ahí lo tienes dos mil años después, en lo mismo, con el manojo de llaves y marcándose el mismo rollo que los porteros de discoteca, “que si tú aquí no entras, que si este no es tu ambiente, que si el local de abajo es más cálido y te va más, en fin una mierda.”
Yo a lo mío, contemplando los fiambres, cuando de pronto de debajo de uno de ellos surge una mano con las uñas pintadas, y esa tontería hizo que mantuviera quieto el dedo sobre el gatillo, a la mano le siguió un cuerpo desnudo, perdón, “el cuerpo”, porque la moza estaba de buen ver y mejor palpar, por lo que se ve ella y el colega compartían mantas y en vista del frío decidieron recurrir al calor humano.

Ella me miraba la cara y yo le miraba las tetas, que queréis, no mirarlas hubiera sido hacer un desprecio y uno no estaba para menosprecios ni rebajas, algo en mi interior se mostraba claramente al alza.
La susodicha miró a su alrededor y se percató de la situación, se le cambió la cara al ver la sangre que salpicaba todo el refugio y le entró la llorera, se encogió y se puso hecha un ovillo mirando hacia la pared.
Nunca me ha gustado que la gente me de la espalda, pero en cierta ocasiones puedo hacer una excepción, así que me acerqué y la puse mirando hacia la Meca, vamos en posición decúbito prono, desenfundé mi arma y bueno, digamos que eliminé la tensión que llevaba dentro. La función duró poco, la verdad es que el momento fue breve pero intenso, ¿acaso no dicen que lo bueno si breve dos veces bueno? Pues eso, a lo hecho pecho y la verdad es que de eso la moza tenía un rato.
Enfundé mi arma, una vez calmado mi ardor guerrero y me disponía a largarme cuando me acordé del “cantante”, era un compañero del barrio que lo largaba todo, vamos que de cuentas no sabía una mierda pero lo que es de contar no veas, el chico lástima por él tuvo un tropiezo y acabó mal, se tropezó junto a las vías del tren y un mercancías lo dejó hecho rodajas.
No desvariemos y nosotros a lo nuestro, estaba yo girándome y ahí seguían los hipidos y sollozos, me pareció muy triste aquello y pensé que la crisis se alargaba en demasía, que la moza podía largar y decidí no alargar la situación. Apreté el gatillo y se acabaron las lágrimas, penas y miserias, vamos que la función acabó en defunción
.Después de tanto ruido, con esas memeces de la noche y el silencio me entró la vena espiritual y le di gracias a dios por seguir vivo, ciertamente él era mi maestro y yo un pobre alumno, pero lo sentía como una presencia cercana, admiraba a ese ser capaz de cargarse una ciudad, en plan bomba atómica, porque no le acababan de parecer adecuadas sus conductas sexuales, o de enviar un diluvio universal por un quítame esas pajas, un tipo así no se iba a mosquear por unos crímenes de nada, lo del ”hijo” ya es otra cosa, le salió un blando el chaval, un meapilas y mira que su padre dejó que lo crucificaran y todo, pero ni así le salió el genio, vamos que abochornado su padre lo mandó a dónde quiera que manden los dioses a los hijos de los cuales se avergüenzan.
Salí al exterior y me encendí un cigarrillo, disfrutando de la noche, el silencio y orgulloso de un trabajo bien hecho.
Ha pasado un tiempo, ahora estoy de pie, ante un tipo que se está marcando el rollo y recuerdo una situación similar: Hará unos años, el día de autos, la de autos que había ese día, iba yo buscando donde aparcar y cuando localizo un hueco, un capullo, subido en un Porche, pretende adelantarse, sucedió lo de siempre, bocinazos, gestos, que se va a liar, que como me baje, y él tipo bajó, naturalmente yo no iba a ser menos.
Desde él momento en que le vi, le odié, era un guaperas, un perchas, con ropa impagable, vamos de la que cuesta un huevo y parte del otro, a su lado una rubia jamona sentada de copiloto, parecían sacados de un anuncio de la tele, compréndeme, mi metro setenta pelado, conduciendo un ZX destartalado y con un largo historial de autoerotismo, vamos que me calenté.
El tipo me miraba desde su metro noventa, pero una patada en los mismísimos con la puntera de mis botas de monte lo pusieron rápidamente a mí altura, su nariz se incrustó contra mi rodilla y sonó un crac sospechoso, el mamón no iba a utilizar la tercera pierna en una temporada y lo único que se iba a meter por la nariz iban a ser los algodones que le pondrían en ella después de operarlo, casi como con desgana acabé el baile con una patada en las costillas y rematé la faena con un punterazo en lo piños, los dentistas también tienen derecho a ganarse la vida.
La rubia como todas las rubias demostró ser una mujer fría y se quedó en el coche a esperar que escampase, yo me largué zumbando, pero la Barbi había memorizado la matrícula de mi coche y gracias a ello me localizaron y detuvieron.
Me juzgaron y el juez me declaró inconsciente o insolvente y unas cuantas cosas más, la conclusión es que el exguaperas se pasó una temporada en el hospital y a mí me regalaron una larga estancia con todos los gastos pagados en el penal de San Julián.
A día de hoy me planteo, si por lo del coche me calló la del pulpo que me debería caer por lo que ellos considerarían cinco asesinatos y una violación, y eso sin contar lo del loro, que ya se sabe lo que son los defensores de los animales, tocarle los bichos es más peligroso que meterle mano una siciliana.

Allí estaba yo con cara de circunstancias y el tipo este que sigue marcándose el rollo, que si un ejemplo para todos, que si incalculable valor y entrega en el cumplimiento del deber, que si tal y que si cual…Por fin se para, toma aire y dice que soy un héroe y que por tanto se me impone la medalla al valor con distintivo rojo, me planta el pin en la guerrera y todos aplaudiendo como locos.

Habrá quien hable mal de la guerra pero no seré yo, sería un ingrato, puedo hacer lo que me gusta y lo que en otras situaciones me llevaría a la trena en esta me lleva a la gloria. Soy un héroe en todas partes me invitan, me han ascendido y las titis están deseando hacérselo conmigo, para que luego digan que no hay justicia
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