viernes, 1 de febrero de 2008

12.-Patrozinio. Alzamiento et desplome de un enamorado plebeyo

Aquesta fábula cuenta la mala fortuna vivida por un herrero de vida deslucida et la suya esposa de moral distraída et hábitos quebrados.


Encontrábase, el enclenque Patrocinio, aún mozo cuando prendió valor para arrimarse, en el río, a la alborotada mozuela con las enaguas más ligeras et los senos más prietos. La oronda muchacha enjuagaba sus harapos entonando jergas et jerigonzas propias de una mujer de empleos verduleros. Acercábase temido, nuestro mequetrefe enamorado, et atrevióse a balbucear aquestas palabras a la célibe cantora:
- “No es menester que vuesa protuberante merced chille, cual cuervo moribundo, pues he de dirigirle un comunicado que nos compete a ambos como partes interesadas. Dígase que este buen muchacho que se presencia ante la sua persona, alberga la esperanza de tomarla a usted como esposa. Fíjese al tono, vuesa señoría, que ando yo buscando cobijo en los brazos de una hembra et que debido al problema, consabido en malahora por toda la aldea et que no dudo que su usía conozca, me veo en situación extrema de hallarme suplicando con desesperanza que tome a bien la mía propuesta.”
-Respondióle alegremente la vacaburra: “aquesta dama jamás sintióse tan atribulada y ultrajada por semejante interés. Menester sería cavilarlo por largo tiempo sino fuera por la templanza et aplomo que rezuman sus rebuznos. Por mí et por todas las almas del lugar es bien conocida su falta, no siendo está otra que el arrancamiento de un testículo durante el mal alumbramiento de vuesa merced. Díjole el matasanos, a la sua progenitora, que su usía se encontraba lisiada para facer uso del esposado et, por tanto, imposibilitada para la gesta de retoños. Oiga bien, no obstante lo que tengo que espetarle... tengo a bien su propuesta et acéptola pues me hallo en la certeza de que vuesa presencia es tal la de un caballero et empleará todo su cariño et riquezas en satisfacer a la sua esposa. Ésta entretanto prometiole que le será fiel et no andará filtreando con los otrora apetitosos mozos”.

Sentíase de enhorabuena el bueno de Patrocinio aún desconociendo las malas artes que aquella fulana aplicaríale al matrimonio…

De los malos usos que dábale al casamiento la amada puerca de Patrocinio.

Desposáronse en primavera. El verano seríale propicio para el suo amor et el suo conocimiento de uno por parte del otro. La estación otoñal atrájoles las primeras rozaduras et mal entendidos entre ambos dos. El invierno presentábase frió et nevoso, empero Patrocinio hallábase caldoso en la sua herrería, martilleteando una vieja espada de romo filo et hechuras toscas; et aferrando por la manija, con célebre bravura, un badil ferrumbroso. Silbaba, cual petirrojo desplumado, según embestía el blandoso ferro, cuando unos perniciosos nudillos golpearon la sua porta. Sin espera el suo compadre, et cura de la aldea, Bullullos, atravíesola et dirigióse al patán por el suo apodo:

Bullullos: - Buen día “Cuernos de alce”.
Patrocinio: - Que altanería, burla et desacato es la sua manera de mencionar a la mía persona. Debiérase comportar como un fraile et no fablar como un filio de Satanás.
Bullullos: - Discúlpeme su usía, empero el apodo impuesto ha sido fecho por la chiquillería et yo solo acercábame a aqueste lugar de oficio para alertarle de algo que es consabido por todo el lugar; salvo por el mozo que tengo enfrente de la mía tez.
Rascábase la testa el herrero simplón sin saber que quería decir aquella piltrafa ataviada cual cucaracha rastrera.
Bullullos: - Sepa su usía que se haya convertido en el hazmerreír de la aldea. No por su actitud tontaína et baldomo comportamiento, sino por la altanería et buen entendimiento que haya la sua esposa en otros mozuelos que no son el suyo propio.
Patrocinio: - Habladurías et parlanchinamientos propios de porteras ociosas. Mi persona alegrábase de que su usía no se entrometiese en esos bajos menesteres, empero observo que erraba en mis divagaciones.
Bullullos: - Pensábalo yo con acierto que vuesa merced creería burdas mis palabras, por ello et faciendo un pacto con “Nuestro Señor” para romper, por momentos, mi celibato, decidióme a ultrajar el suo matrimonio et jugar con los harapientos trapos íntimos de la sua señora; no con otro efecto que no fuera el no echar en saco roto los rumores de cornucopia et adulterio.

Quedóse “Cuernos de Alce”, tras esas falacias, absolutamente conmovido, pues por todos era bien sabido que un párroco no debiera hacer uso de la mentira pues castigábase esto como pecado mortal por el altísimo. Sintiose necesitado de tomar la empuñadura del badil con violenta maestría et endiñóselo en al testa del lujurioso siervo divino. Éste, dolorido, abandonó azorado la estancia.

Patrocinio esperaba con tremenda furia a la sua pendeja. Ésta arribó en mala hora et vio como su marido la esperaba ansioso con un azotador prendido en la diestra.
- Mala mujer ¿por qué ensucias el limpio nombre de la mía familia?
- ¿Qué brabuconadas gruñes esposo mío? – dijo desdeñosa.
- Tu comportamiento fulanesco es por todo el pueblo conocido. El cura confirmóselo esta tarde a este cornudo marido tuyo. –encontrábase enfurecido mientras mentaba los procelosos vocablos. -¿Por qué hembra del demonio actúas de tal guisa?
- Sincerome álgidamente con la tua figura ¡oh! Marido mío. Yo como mujer casada debiera hallar atención tuya en los menesterosos asuntos del sexo. Pero hállome desconcertada cuando tu no osas siquiera a besarme estos labios carnosos que cediome la naturaleza. Por tanto, es de implícita necesidad que aquesta mujer tuya hallé remedio a los suos instintos carnales lejos; en otros maromos de buena enjundia.

Encontrábase Patrocinio enfadado en grado sumo. Prendió con fuerza el azotador y soltole un latigazo en los muslos a la hembra. Ésta, que era de constitución recia, arrebatole el arma et cómenzole a golpear de manera asalvajada las varias partes del cuerpo al suo esposo. Patrocinio encontrábase ya en el suelo haciendo uso del pataleo et sollozando clemencia, empero la vacaburra no mostrábase dispuesta a detener el estropicio. Hallábase muy magullado el maltratado por lo que decidió aferrarse a las orondas patas de aquella hembra salvaje et pidiole perdón en todos los idiomas conocidos. Ésta, más que por el perdón, detuvo la azotaina porque la sua mano hallábase dolorida de tan tosco uso. Desfallecida dirigiose al suo catre, el cual encontrábase en las altanerías de la fermosa herrería.


Alzamiento et caída de un objeto maravilloso nacido en la cochambrosa herrería de Patrocinio.

Encontrábase nuestro héroe tumbado en el catre bien entrada la mañana. Diole varias vueltas a la testa para hallar una solución al suo problema de adulterio. Tras unos momentos tuvo a bien hacer uso del recuerdo et pensar en un libro de objetos mágicos que hallábase calzando la mesa de la sua cocina. Prendiolo al susodicho et abriolo por el capítulo sobre “cornamenta et despelote”; encontrose con los siguientes términos: “Cinturones de castidad ferrumbrosos: fabricación et aplicación para esposas descarriadas”. Fijose bien Patrocinio en todas las técnicas de producción et raudo esmerábase en preparar el objeto salvador.

A media tarde dolíale todo el cuerpo, dado el gran esfuerzo realizado et por la paliza recibida; empero tuvo el valor de terminar el suo trabajo. Arribó la pendeja bien echada la noche, como era menester en ella, et subió al catre sin mentar si quiera una disculpa al suo esposo. Éste espero, en forma tranquila, a que tuviera el sueño profundo et de forma traicionera colocó el cinturón a la sua hembra. Tras esto, puso pies en polvorosa de forma despavorida para ocultarse de la bestia parda cuando oyese el canto del gallo.

Érase ya el amanecer cuando los gritos de la bruja hicieronse oír en los sucios oídos de Patrocinio. Ésta bajó, cual caballo loco, la escalinata y prontamente detectó la habitación donde hallábase el refugiado. La cólera et ira acumuladas hiciéronla proferir estos bufidos:

- Patrocinio, vil alimaña ¿cómo osa vos vestir de semejante guisa a la sua esposa con nocturnidad et alevosía?
- Debiera entender vuesa merced estos actos, pues el apellido mío hallábase en entredicho et era de imperiosa necesidad el limpiarlo ante los ojos de la aldea nuestra.
- ¡Oh! Casto esposo…ese apellido no es posible limpiarlo ya ni con el mejor de los jabones. Empero si se haya en colaboración conmigo et pone en la mía posesión las llaves del aparatejo, juró ante Dios que no tomaré represalias. –mintió la tipeja.
- ¡Oh! Esposa lasciva…nunca cometeré tal imprudencia – tartamudeó con susto.
- ¡Obliganme las suas palabras a hallar justicia de modo propio!, -gritó enfurecida. Tras estos vocablos arremetiole un puntapié asalvajado a la puerta, la cual se cayó de modo funesto. – ¡Me siento demasiado airada para respetar la vida de vuesa merced! – bravó de nuevo
- Manténgase en lejanía sino quiere que me tragué la única llave disponible. –díjole esto sosteniendo el objeto sobre la sua boca.

Acercose la sua mujer a Patrocinio con rabia; el petulante personaje tragose sin demora el trozo de metal.

- Ja, ja, ja – riose triunfante el gañán.
- Esposo mío que tonta tropelía acaba de cometer la sua persona –comentó paciente. Debiera vos saber, si hubierase hecho uso del estudio como recomendole su anciana madre, que el metal no es elemento bien digerido por el estómago del hombre et, por tanto, esa llave hallase en disposición de ser expulsada por el conducto del que vos et la mía figura tenemos mutuo conocimiento.

Patrocinio hallabase lagrimoso. La sua bestia contenía razón en las suas palabras, empero éste comentolé con osadía lo siguiente:
- Escúcheme bien ramera: “jamás Patrocinio expulsará por orificio alguno el objeto que le robé la sua dignidad” – expresábase con un desequilibrio rotundo –Jamás. Ratificabase.
Varias horas et zumos de ciruelas más tarde la mujer mostrábase ya en posesión de la llave et el suo esposo hallábase en el suelo con la testa abierta de un bravo garrotazo.

Aqueste es el fin de la mala vida llevada por un hombre casto et puro que equivocabase cuando pensaba que con una esposa encontrariase feliz.

The end.

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