domingo, 3 de febrero de 2008

9.-Damage incorporated

Para: cascabel81@gmail.com
Asunto: ¿Cómo va eso?

Después de dos meses no sé por qué te mando este e-mail. Todo lo que tenía que decir debí decirlo mucho tiempo atrás. Al fin y al cabo, tú y yo nunca hemos sido amigos. Recuerdo la época en la que estabas con él y lo simpática que eras con nosotros. Aquella vez que me pediste un par de tequilas para vosotros dos, y Rafa no quiso tomarse el suyo. Brindamos y nos tomamos dos más cada uno. Al principio, tu mirada era de agradecimiento por seguirte la corriente. Teniendo en cuenta como te habías portado con Rafa y las veces que yo te había llamado zorra, incluso delante de ti, sentiste un profundo alivio cuando accedí a tomarme esos tequilas contigo. El problema fue la mirada que me echaste después del tercero. Ahí se empezó a joder todo. Luego dejé de trabajar en aquel garito y, al tiempo, tú empezaste. Las amistades seguían manteniéndonos a todos allí. Era un lugar obvio en el que encontrar a alguien conocido. Yo siempre andaba por el bar aunque tú no sabías apenas nada de mí. Era extraño que un tío como yo no se rodeara de las mismas niñatas que mis amigos. Es cierto que habías escuchado hablar de una tal María y que incluso llegaste a verla algún día. Claro que aquel día yo no estaba. Nunca salía con ella, todo lo que hacía es llamarla cuando me apetecía y desaparecíamos un par de días.

A partir de ahí siempre intentabas escaquearte de la barra y de Rafa para hablar un rato conmigo. Como sabías que el camarero también era amigo mío no te preocupaba que pudiese molestarse. Y, día tras día, ibas construyéndote tu película, intentando sacarme temas personales, observando cómo me trataban los demás. Incluso descubriste el cruce de miradas que tuvimos la novia del camarero y yo. Recuerdo que preguntaste “¿qué ha sido eso?”. Supongo que mis excusas fueron las que demostraron que realmente había pasado algo entre ella y yo. Y así estaban las cosas. Tú deseando buscar otro tío con el que ponerle los cuernos a Rafa y yo en el punto de mira.

Nunca hubiera pasado nada si no llego a enterarme de que Rafa también buscaba sus opciones. Y que, de entre todas las tías posibles, había escogido a María para tener su “aventura”. La cosa es que, a pesar de que María estaba molesta porque yo solo la quería por el sexo, estaba colada por mí y pasó de Rafa. Y teníamos la confianza suficiente para que ella me lo contara después todo. Entonces decidí devolverle la moneda flirteando contigo. Aquel día casi me obligas a que te diese mi número de teléfono. Pero que él estuviese delante me pareció cruel y estúpido. Tuve que aguantar su enfado durante las siguientes dos semanas.

Cuando conseguí convencerle de que entre tú y yo no había nada y nunca lo habría, él decidió no salir el viernes y en el momento en el que tú y yo volvimos a encontrarnos esa noche intenté escapar de allí lo más rápido que pude. Llamé a unos cuantos amigos que no conocías y que, estaba seguro, te caerían mal. Pero a la media hora llamaste preguntando dónde me había metido. Sabiendo que la gente con la que estaba no se iría temprano te respondí y a pesar de ser frío apareciste a los diez minutos porque no trabajabas. Eran las diez y media de la noche y no te presté ninguna atención. A las tres y media los colegas me traicionaron y, viendo el percal, decidieron volverse a dormir. Había estado cinco horas ignorándote e intentando que te aburrieras y te marcharas. Así que cuando nos quedamos solos intenté la última jugada. Te mandé a por unas cervezas para dejarte tirada cuando fueses a la barra. Entonces recordé el día que iba en el coche con Rafa y me quedé mirando a una chica en la acera. Iba a decirle que mirase cuando paró el coche y vi que eras tú. Estabas preciosa aquel día. Cuando terminé de divagar ya habías vuelto con las cervezas y me mirabas divertida. Ni siquiera lo pensé. Te besé en aquel mismo momento, con las cervezas todavía en tus manos. Me devolviste el beso y nos quedamos callados un rato. Me preguntaste si seguía viéndome con María y a mí no me quedó otra salida que mentirte. Lo peor fue cuando estábamos besándonos en la disco y apareció ella. Menuda estupidez, yo pensando que no, y nos había pillado de lleno. Comenzaste a decirme que hacía mucho tiempo que yo te gustaba y que realmente te apetecía estar conmigo. Supongo que fue la borrachera lo que te hizo decirme todas aquellas cosas, pero sinceramente, me daba igual. Casi me pareció divertido.

Ayer, cuando te vi de nuevo, no esperaba que volvieses a ser la misma conmigo. Ni siquiera intenté quedarme a hablar un rato. Hacía dos meses que no nos veíamos y volver a verte cuando estaba otra vez con María fue una situación curiosa, pero no me resultó divertida y no tenía ganas de hacer daño. Es estúpido culparte por ser una tía “ligera de cascos”, cuando yo mismo me he puesto en situaciones que si mis amigos conociesen no volverían a dirigirme la palabra. Aunque no lo recuerdo como algo malo. Me quedo con aquel día que quedamos en un bar de un pueblo de las afueras para que no nos viese nadie y la camarera era amiga mía. Estuvimos hablando con ella toda la noche para disimular hasta que ella se cansó y nos dijo directamente que dejásemos de hacer el imbécil, que ella no se iba a meter en problemas porque quisiéramos echar una cana al aire. Te marchaste con los colores subidos al baño y ella me preguntó si me gustabas de verdad. No supe que contestarle. Me pidió que te dijera algo pero me negué. Sabía de qué pie cojeabas y no iba a darte esa satisfacción. Cuando saliste te sentaste a mi lado en la barra y comenzaste a agarrarme la mano (luego me dijiste que habías llamado por teléfono a tus compañeras de piso para saber si estaban en casa). Eso, y el tiempo que habíamos pasado hablando sin besarnos, fue como una chispa que lo encendió todo. Hasta ese día no habíamos pasado de quedar, hablar, y besarnos en algún momento determinado. Decidimos marcharnos a tu piso y, cuando estábamos saliendo del ascensor, Rafa te llamó. Le dijiste que estabas cansada y habías vuelto a casa y colgaste. A los dos minutos, cuando ya estábamos en la cama, me llamó a mí y creo que le dije que estaba con Elvira, porque a María ya la conocía. A pesar de todo no pude evitar que la situación me resultara graciosa. He podido hacer cosas parecidas anteriormente, pero ese momento lo recuerdo como uno de los más divertidos en mi vida, a pesar de comportarme como un cabrón. Ya sabes, a lo hecho…


No me siento especialmente orgulloso de ello, pero tampoco me arrepiento de lo que hice. Sé que Rafa después te trató mal y se portó como un idiota. No sé por qué aguantaste, teniendo en cuenta que él nunca te ha importado. Lo que realmente me molestó es la facilidad con la que planteaste al principio que lo nuestro podía tener futuro. Esa manera de adular y de hacerme sentir especial casi me hace bajar la guardia. A pesar de todo, me alegro de nuestra aventura y espero que no se repita. Siento haberte dicho ayer aquello de “a ver cuando quedamos” y tonterías semejantes. No suelo comportarme como un hipócrita. Ambos sabemos que después de todo lo mejor es que sigamos como si no hubiera pasado nada. Solo quería decirte que comprendo tus motivos, pero Rafa es mi amigo. Si no fuese así tendrías todo mi apoyo para seguir comportándote como lo haces. No soy el más indicado para llamarte la atención. Bien lo sabes.

Espero que todo te vaya bien y que algún día podamos ser amigos de verdad.
Un abrazo.
Enviar.



Para: sumerios76@gmail.com
Asunto: Re: ¿Cómo va eso?

Muy buenas. Realmente no me esperaba tu e-mail. Me alegro de que no te hayas quedado con las ganas de decirme nada. El día de los tequilas fue bastante divertido, luego Rafa y yo nos fuimos a un concierto y yo iba bastante contenta. Es cierto que a partir de ese día dejé de mirarte como a un enemigo. Es obvio que entre tú y yo las cosas no funcionaron y no creo que puedan volver a un cauce normal. Pero no te equivoques, no buscaba alguien con quien ponerle los cuernos a Rafa. Sé que me mostré confusa, pero tu salida fue quitarte de encima el problema y desaparecer. No sé si realmente me planteé algo contigo, pero el hecho de que te negases a contárselo a él me hizo darme cuenta de que estabas jugando conmigo como hiciste antes con Raquel, con Elvira y como sigues haciendo con María. Si ella te lo aguanta por mí no hay problema. Después de romper con Rafa ha estado estos dos meses preguntándome y al final hemos decidido arreglar las cosas.

Te pido, por favor, que no interfieras y que no le cuentes nada. Él va a comprarse un piso ahora y si todo nos va bien pensamos vivir juntos. No te lo ha dicho porque sabe que no estarás conforme. Está convencido de que te opondrás, y a pesar de que tienes tus razones creo que deberías dejarlo estar. Él sospechaba algo, pero no sabía nada con seguridad, así que le he dicho que cuando me enteré de que él quería devolverme la jugada con María me puse celosa y estuve flirteando con el camarero. Rafa lo aceptará porque realmente pasó algo con el camarero, aunque fue antes de que tú y yo nos liáramos. Creo que aquel día que me llamaste zorra delante de Rafa. En aquel momento Rafa no lo entendió y yo no me lo esperaba, así que decidí dejarlo pasar, en parte por evitar una discusión y en parte porque Rafa no lo sabía aunque tú te hubieses enterado. Así que él piensa ahora que con el único que he tenido una aventura es con el anterior camarero y fue hace mucho. Me lo ha perdonado y lo vamos a intentar otra vez.

Por un momento pensé en no contestarte al e-mail, pero me parece una chiquillada y creo que a pesar de todo podremos acabar sin tirarnos los trastos a la cabeza. Espero que encuentres pronto a alguien que sepa sacar lo mejor de ti. Estoy segura de que en el fondo no eres tan mal tipo…

¡Es broma!

Un Beso
Responder


Para: rafilla77@gmail.com
Asunto: Re: ¿Cómo va eso?
Reenviar

No hay comentarios: