domingo, 3 de febrero de 2008

5.-Muerte por Scrabble

Y allí estaba Fulgencio, sacando las letras de la bolsita y dándome a elegir para el turno de salida como si tal cosa. Creo que le voy a matar. Abomino a Fulgencio con un odio constante desde que nos vinimos a vivir al chalé y nos cayó como vecino. Bueno, a mi mujer le cayó como vecino; a mí me cayó como una patada en los huevos, y perdonen mi francés, con era manía suya de aparecer a horas intempestivas para la partidita del Scrabble de los cojones, saludando tan tranquilo, bebiéndose mi whisky y besando a mi mujer con un fervor que, por mucha confianza entre vecinos que pueda haber, no debería incluir el sobarle el culo al mismo tiempo. Si ya lo decía mi madre, que me casaba con un putón de feria, pero yo erre que erre, y ahora claro, cada vez que la llamo para desahogarme me viene con que no le cuente mis penas y me cuelga (si ya lo decía mi tío Anatolio: todas putas).

Me toca el turno de salida; hale, que se joda. Para colmo, ha encontrado la botella de coñac Napoleón que escondí detrás del tocino en la despensa y se ha servido un lingotazo triple, acompañado de uno de mis mejores puros. Así que empiezo poniendo JETA en el tablero, no está mal, doble puntuación y me libro de la jota, je je.

Y el muy cabrón va y me pone CUERNOS aprovechando la E. Definitivamente le voy a matar. Y luego voy a quemar su chalé de mierda y a mear en los escombros.

Si tuviera una Ñ, podría usar PUÑAL. Eso le estaría bien empleado. Me meto en la boca la U, un mal hábito, pero tengo la manía de morder las fichas: todas tienen marcas en los bordes. Pongo LAPA más que nada para seguir mordiendo la U un poco más. Al meter la mano en la bolsa para buscar más letras, tengo una idea: según lo que me salga, eso haré. Si me sale VENENO, o CUCHILLO, o ACIDO, me lo cargo aquí mismo. Mi mujer se ha ido al bingo y tendría tiempo de sobra para limpiar la casa y esconder el cadáver.

Lo que me sale en las letras es MQEZLY, más la U en mi boca. Mierda.

El sol que entra por la ventana me da de lleno. Hace calor. Fulgencio añade SUDORES, usando sus siete letras y formando además SAL en la otra dirección. Son 11 puntos más 50 de bonus. Si no hiciera tanto calor le estrangulaba ya mismo. Empiezo a sudar. Yo pongo ZUMO en el tablero, con la U salpicando un poco de saliva aún, y me levanto a prepararme algo fresco de beber. Espero que le salgan unas letras espantosas.

Vuelvo, y Fulgencio me comenta que le han salido unas letras espantosas. Por alguna razón eso hace que le aborrezca más aún. A continuación pone AIRE y se levanta para encender el ventilador. Yo veo una oportunidad y aprovecho para CHISPA. Fulgencio da un respingo al accionar el interruptor y se frota la mano, mientras el ventilador se pone en marcha; encuentro esto sumamente satisfactorio.

El cretino vuelve y me coloca JOPUTA aprovechando mi jota del principio. Yo protesto, le digo que eso no viene en el diccionario, cosa que es verdad, pero éste qué va a saber, si tiene menos luces que un barco pirata y seguro que si le pregunto si ha leído el diccionario me responde que para qué, si ha visto la película. Al final cede y acordamos que no vale. Así que reordena las letras para que lean TAPUJO.

Mientras pienso, veo que el muy capullo se ha agenciado otro de mis puros de camino al ventilador, y lo está encendiendo con gran regocijo. Aprovechando el descuido, saco de la bolsa una ficha en blanco y la cambio por mi Q sin que se dé cuenta. Con eso puedo colocar la palabra de ocho letras TRAMPOSO, aprovechando la O de TAPUJO.

Se queda mirando el tablero y me dice que si no le estaré haciendo trampitas, ji ji ja ja. Cada vez odio más a este mongol.

Saco letras nuevas. Él se pone PESADO, y me empieza a contar no sé qué historia del seguro de su coche. El runrún del ventilador me adormila. Yo trato de encontrar hueco para mis letras, a ver si me caben an alguna parte, pero lo único que me entra es SUEÑO.

El recuento es 153 para él, 155 para mí. Como me descuide, este subnormal es capaz hasta de ganarme. Veo que me mete MIEDO donde yo no me lo esperaba, consiguiendo además un triple tanto de letra en la M. Lo mato. Me dan ganas de romperle el tablero en el cráneo, de humillarle, de meterle el atizador de la chimenea por el esfínter. Al menos tengo que tratar de ganarle al puto juego, mira que le podía haber dado por el parchís como a todo quisque, pero nooo, Fulgencio tenía que jugar al Scrabble, ay sí que buena idea, la zorra de mi mujer encima riéndole las gracias. Pero miro mis letras y lo único que dicen es QTFOLLEN, me ha vuelto a salir la Q, mira tú qué risa, y encima tengo la LL ésta que no hay quien coloque.

Pero me las arreglo para introducir LLANTO con una A suelta de por ahí, y consigo bastantes puntos mientras el humo del veguero de Fulgencio se le mete en los ojos, ja ja, eso no te lo esperabas, ¿eh, membrillo? Ahora voy yo bastante por delante. Me acuerdo de aquella partida en la que jugando a tres mi mujer le puso CACHONDO en un triple de palabra cuando tenía mucha desventaja, y al final acabó llevándosela. Pero eso ya no me va a pasar a mí, seguro.

Pero cuál no es mi sorpresa al ver que me saca VENTAJA usando una ficha blanca y me la pone sobre otro triple. Qué pedazo de potra tiene el gilimemo éste. Y además vuelve a estar por delante en el marcador. Su muerte va a ser lenta y dolorosa.

El final es ajustadísimo. Consigue ponerme JAQUECA aprovechando su VENTAJA, y mientras voy por una aspirina (cianuro le daba yo si tuviera, así aprenderá a gorronearme mis puros) aprovecho para pensar mi jugada final, qué hacer con mis letras, que son FINOTRA, si jugar OTRA o poner FIN. Hasta que de repente me doy cuenta de que existe otra posibilidad: la jugada definitiva, rotunda, devastadora, que acabará con todos mis problemas.

Así que vuelvo al tablero y, orgulloso de mi astucia, coloco las letras para formar INFARTO.

Fulgencio mira ora al tablero, ora a mí, me dice que eso no se lo esperaba, que es una jugada brillante, y que él lo único que puede hacer es librarse de sus últimas dos letras, cosa que hace mientras habla, poniendo TÚ.

Mientras me da la enhorabuena, noto demasiado calor, y un cierto agarrotamiento en el brazo izquierdo, que empieza a convertirse en dolor agudo. Te odio, Fulgencio. Te deseo lo peor. Ojalá te...

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