viernes, 8 de febrero de 2008

4.-Hechos puntuales

-No creo que tus ideas vayan a traerme nada nuevo. La tecnocracia ha demostrado estar por encima de muchos sistemas de gobierno. Es más justa y no oculta la verdad al pueblo, como hace eso que vosotros os empeñáis en llamar democracia. Y no me llames Manzana Loca. Es absurdo, Sarah.

-Entonces, según tu opinión, ¿es mejor que nos gobiernen un atajo de científicos y empresarios? Puedes burlarte de nuestra democracia. Nuestros gobernantes están preparados para llevar un país. No para mantener una compañía y desarrollar investigaciones. Vuestros ciudadanos no tienen ningún sentido del patriotismo, vuestros sistemas de gobierno están mecanizados y vuestros políticos, por llamarlo de alguna manera, solo buscan el provecho propio. No hay discusión posible a eso.

-No entiendo por qué siempre atacas nuestro sistema. Las cosas podrían haber sido de otra manera, pero creo que nuestro fundador estuvo totalmente acertado al desarrollar Israel como país y como tecnocracia moderna.

-Te recuerdo, Manzana Loca, que Einstein no fundó ningún país. Sucedió a Weizmann, y no precisamente por decisión popular. Fue un capricho personal de Eban. Él debería ser el que acarrease con el mérito.

-¿Acaso los cristianos confundís a Juan Bautista con Jesús?

-No te vayas por las ramas Mad. No digo que fuese una mala elección, pero el sistema que implantó es antidemocrático, cruel, poco ortodoxo y roza el absurdo en algunos aspectos. ¿Qué derecho tiene una empresa a adoptar niños?

-No adoptan niños. Los apadrinan. Yo tuve padrastros. Me dieron una educación y me enseñaron todo lo que sé. Si ahora mismo estoy aquí es por mis padrastros.

-¿Tus padrastros eran antropólogos? ¿antropófilos?. Tu padrino es una multinacional. No tienes sentido de la familia ni de la patria. Eres tan frío que a veces pienso que alguien te ha lavado el cerebro. Vives en un país donde, en lugar de constitución, hay un puñetero manual de instrucciones. Y está claro que no te llamas Manzana Loca. Pero en el registro vienes como Maddox Apple, así que no me jodas.

-Siempre te responderé lo mismo. Yo no elegí no tener padres. Mis padrastros, Brad y Angelina, no son antropólogos. Ni siquiera son científicos. Tuve la suerte de ser su ahijado porque ellos lo quisieron así, no yo. En los últimos treinta años, muchos millonarios que no poseen empresas han querido aunar esfuerzos con Israel y otras tecnocracias, porque consideran que nuestro sistema es honesto, aunque no tan ortodoxo como las monarquías y repúblicas que siguen manteniendo los grandes países. Si me hubiera quedado en Camboya ahora mismo podría estar mendigando en las calles.

-O podrías estar manteniendo una familia de tres hijos con una pequeña tienda. Eso nunca lo sabrás. Además, no critico a tus padres, a pesar de que sé que no estuviste mucho tiempo con ellos cuando eras niño…

-Muchos padres tienen trabajos que los mantienen fuera de casa. Sigues centrándote en detalles sin importancia. Gracias a su educación, algún día volveré a mi país natal y lo convertiré en un lugar mejor. Además, la tecnocracia ha demostrado que funciona para estados pequeños. Y el patriotismo del que tanto te enorgulleces ha sido el causante de muchas de las guerras que han escrito nuestra historia. La mayoría de las costumbres que mantenéis en vuestra cultura retrógrada son préstamos y herencias de sistemas de gobierno arcaicos.

-Al menos tú no has nacido en Sudáfrica. Me chocaría bastante tener que llamarte Gafas de bucear Locas.

-No le veo la gracia, Sarah. Te empeñas en ridiculizar las tecnocracias, pero nunca me has dado razones de peso que me hagan cambiar de opinión.

-No quiero que cambies de opinión, ¡faltaría más! Pero está bien. Déjame preguntarte algo. ¿Qué pasaría si mañana, Dios no lo quiera, alguien asesinase a Jobs?

-Absolutamente nada. Hay personas capacitadas para reemplazarle. Aunque sería una lástima, me cae bien.

-Pero es un empresario. Nadie tendría reparo alguno en asesinar a una persona que no ha sido elegida por su pueblo. Una persona que no transmite ningún cariño a sus ciudadanos. ¿Cómo puedes proteger a un dirigente si no tiene un velo de grandeza? Nadie se atrevería a asesinar a la reina de Inglaterra.

-No me gusta tu juego, pero te responderé. Un asesino puede matar por muchas razones. Alguien puede querer al dirigente de Israel muerto, no lo dudo. Pero tiene su protección, no es ningún loco. Y respecto a la reina de Inglaterra, no sería la primera vez que un rey muere asesinado. No me convences. Reconozco que la tecnocracia no es un sistema viable en países grandes, como los Estados Unidos, Rusia o China. Y tampoco es viable en países con un pensamiento tan anticuado como los europeos. Pero, te repito, ha demostrado servir correctamente a sus ciudadanos. Aunque no tengamos ese sentido del patriotismo del que tanto te enorgulleces.

-Las tecnocracias son una aberración para el mundo. No puedo concebir un país sin identidad como el tuyo. Si Einstein hubiese rechazado la oferta de presidencia de Eban, ahora Israel sería un estado judío.

-Muchos dicen que los judíos son los mejores empresarios. No veo el problema.

-El problema es que no tenéis ningún credo. Toda vuestra estructura socioeconómica está carente de valores éticos y morales. Y sin embargo, vuestros hijos crecerán con el mismo sistema que los “ahijados” porque seguís un extraño sentido de la igualdad. Nadie debería ser banderizo de una empresa.

-Te estás equivocando de pleno. Hablas de los ahijados como si fuésemos caballeros de la Edad Media. Nadie opina por mí. No le debo nada a Apple. Está en nuestras leyes. Puedo trabajar para Apple, pero es mi elección. Además, si decido trabajar para mi compañía en cualquier otro país, tendré que seguir sus leyes. Y si otra compañía me ofrece un trabajo con mejores condiciones, no dudes de que aceptaré. No le debo nada a Apple y me han educado para que piense así. Nuestro sistema puede parecer extraño pero es mucho más honesto que las democracias.

-Puede que lleves razón. Pero me inclino a pensar que todo vuestro sistema es una broma de la historia. Un momento puntual que decidió el devenir de muchos países del mundo.

-Quizá, pero no creo que sea malo que parte de nuestro mundo, tal y como lo conocemos, esté calibrado desde el punto de vista de uno de los mayores genios de la historia. Si Newton o Averroes hubiesen tenido la misma oportunidad se habrían evitado muchas guerras.

-Y otras muchas se hubiesen sucedido.

-Me das la razón. La historia puede desviarse levemente por un hecho particular. Pero siempre habrá guerras, hambre, epidemias… y siempre podremos echarle la culpa a una decisión pasada, en lugar de luchar por cambiar nuestro presente por nosotros mismos.

-No culpo a Einstein. De hecho, no creo que él eligiese gobernar. Pero las cosas podían haber sido de otra manera. Él participó en los estudios que dieron lugar a la bomba atómica.

-Él se desvinculó de esos estudios mucho antes de que Roosevelt autorizara el proyecto Manhattan. Einstein buscaba una explotación energética para ayudar al mundo, no para devastarlo.

-Sin embargo, había colaborado con los mismos científicos que enviaron la carta a Roosevelt para que comenzase su investigación desde el punto de vista armamentístico.

-Leo Szilard, Edward Teller y Eugene Wigner. Lo sé. Pero fue Szilard quien la redactó y quien la envió.

-Y es Szilard el que tiene la patente del reactor nuclear con Fermi. Sin embargo, también es recordado con desprecio.

-Ayudó a desarrollar el arma más mortífera jamás creada sobre la Tierra, era un excéntrico. Además, la prensa desconfiaba de él, porque dormía en hoteles y siempre con la maleta preparada para partir.

-Szilard era un genio. Predijo los acontecimientos globales que desembocarían en la Primera Guerra Mundial. Y cuando apareció el partido nazi, avisó de que un día, no muy lejano, controlarían Europa.

-Puede ser. Pero no veo por qué te resulta tan importante.

-¿Sabías que la segunda esposa de Albert Einstein murió en 1936?

-Me he perdido.

-Creo que sí. ¿Sabes quién fue Hans Bethe?

-Un físico alemán, contemporáneo de Szilard y Einstein.

-En efecto. Pues, en una conversación entre Szilard y Bethe, éste le comentó que tenía intención de escribir un diario. Según Szilard, no se proponía publicarlo, solamente se limitaría a registrar los hechos para que Dios se informase.

-Algo había leído sobre eso. Bethe le preguntó que si creía que Dios no conocía los hechos. Szilard le contestó que sí, pero que no conocía esa versión de los hechos.

-Muy bien, Manzana Loca. ¿No crees que fue muy significativo?

-Realmente, no entiendo a dónde quieres llegar.

-Te lo explicaré. Szilard escribió ese diario. Y se le olvidó en una cartera en su oficina de Nueva York, antes de trasladarse a San Diego en 1947. Según ese diario, conoció a Gertrude Weiss en 1930.

-Me tienes intrigado. Supongo que Gertrude Weiss fue su esposa.

-En efecto. Según sus propias palabras, era una chica alta y poco sensual, pero con un aura que la hacía irresistible. Szilard explica que se enamoró de ella en el primer momento que la vio. Sin embargo, tuvo algunos momentos que lo hicieron dudar de su futuro juntos. De hecho, en el diario da por sentado que nunca la volvería a recuperar y, finalmente, ¡se casó con ella en 1951!

-No entiendo nada. Pero parece una historia curiosa. ¿Qué pasó, y qué tiene que ver con toda esta discusión?

-En 1939, Einstein había enviudado hacía tres años. Pero se encariñó de una alemana de origen judío, que curiosamente era la mujer que cortejaba Szilard, la doctora Weiss. En aquella época vivían en Nueva York. Cuando Szilard se enteró, se presentó en la casa de Einstein y le preguntó cuáles eran sus intenciones. Einstein le confesó que la amaba, y que pretendía convertirla en su tercera esposa. Szilard, ebrio de orgullo, y como siempre hacía, dio carpetazo al asunto, y escribió una carta a Gertrude Weiss renunciando a su amor. Ella, que era una mujer de carácter, fue a hablar con Einstein y le recriminó su comportamiento. Dejaron de hablar entre ellos aquel día. Según su diario, Esa discusión fue el veintisiete de Julio de 1939. El dos de agosto, Szilard tenía la carta para Roosevelt redactada, con la ayuda de…

- Edward Teller y Eugene Wigner… ¿Me estás diciendo que por culpa de una discusión entre ellos, Einstein no firmó la carta?

-Así lo recoge Szilard en su diario.

-Y esto demuestra que…

-Que Einstein no era un santo y Slizard no mereció que la historia lo despreciase. Incluso puede que Einstein hubiese rechazado gobernar Israel si hubiese tenido algo que ver con la bomba atómica.

-Sarah, cariño, a veces divagas demasiado. Si no te tuviera tanto aprecio te diría que lo que acabas de contarme es una soberana estupidez.

-Solo pretendía mostrarte una versión diferente de la historia.

-Y lo has conseguido…

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