El niño quiere aguantar despierto, y ver a los Reyes Magos, darle de beber a los camellos, y poder decir a sus amigos que él los vio. ¡Qué existen!
Piensa en los regalos. Cree que ha sido un niño bueno, y que este año le traerán, ¡por fin!, la consola. Ha aguantado mucho despierto, pero se le empiezan a cerrar los ojos. No puede más, y cae dormido.
En el salón, los Reyes por fin trabajan.
miércoles, 6 de febrero de 2008
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